<

Un atardecer junto a los Moais. Isla Rapa Nui.

img_4942.jpgimg_4953.jpgimg_4557.jpgimg_4639.jpgimg_4675.jpgimg_4723.jpgimg_4744.jpgimg_4843.jpgimg_4848.jpgimg_5595(1).jpgp1080717.jpgimg_4677.jpgp1080828.jpgp1080735.jpg

 

Existen ciertos destinos en el mundo que siempre he soñado visitar. Son países, ciudades o lugares específicos que por una razón u otra siempre he imaginado como muy especiales y mágicos. Algunos de estos destinos ansiados desde niño, ya había tenido la suerte de visitarlos, como las Pirámides de Egipto, el Machu Picchu o el Taj Mahal. Pero había uno muy especial que no conocía y siempre había estado en mi lista de viajes pendientes, la Isla de Pascua, y más concretamente un momento por vivir, la visión de un atardecer frente a las impresionantes figuras ancestrales de los Moais.

Existen distintas teorías y leyendas relacionadas con que son exactamente estas figuras y como fueron desplazadas hasta quedar situadas en los distintos emplazamientos que tienen en la isla. La teoría más consensuada es que los Moais representan miembros clave de las distintas familias de la isla, que una vez muertos eran representados en piedra como muestra de respeto hacia ellos y de poder hacia el resto de los clanes. Es por esta razón, por lo que cada vez se hicieron más grandes y mejor acabadas estas figuras, pero también por ello fueron el primer objetivo a derribar en el marco de las terribles guerras tribales que se desencadenaron por el poder en la isla hace tres siglos.

Actualmente los Moais están siendo reconstruidos y vueltos a poner en sus emplazamientos originales. Poco a poco van recobrando su majestuosidad y relevancia que tuvieron varios siglos atrás. La isla se vuelve a plegar ante de la presencia de sus ancentros. Ellos han vuelto, para quedarse, en la maravillosa isla “ombligo del mundo”, y los viajeros, aventureros, soñadores y niños de todo el mundo vuelven a tener una meta que cumplir, ver al menos una vez en la vida un atardecer en la costa oeste de la isla de Pascua, allí donde a la espalda de los impresionantes Moais, el sol decide dar paso a la luna en un atardecer que para los presentes no será igual a ningún otro en sus vidas. Una visión única y maravillosa. Un momento a recordar durante toda la vida. Un nuevo sueño alcanzado.