A la búsqueda del zorro. Cotswolds. Inglaterra
En la región de Gloucestershire, y concretamente en la bellísima zona de los Cotswolds, se sigue realizando cada invierno una de las tradiciones más pintorescas y controvertidas del Reino Unido. La caza del zorro.
Este tipo de cacería está prohibida en Inglaterra desde el año 2005, en una medida liderada por el ex presidente Tony Blair que por aquel entonces fue muy polémica, dado que se trataba de una tradición centenaria con mucha aceptación en las clases más pudientes de la sociedad Británica.
Actualmente, y según nos explicaron los organizadores de la cacería, se supone que en las mismas ya no se mata ningún zorro, sino que los jinetes y los perros cazadores se limitan a disfrutar de una jornada de campo y cabalgadas siguiendo un cebo ficticio, un rastro de orín de zorro dejado previamente por los organizadores en la finca que acoge el evento.
Ciertamente nosotros no vimos en ningún caso cazar a ningún zorro, aunque tampoco habríamos estado invitados a asistir a un acto ilegal con implicaciones penales.
Aparte de la polémica de la propia caza, todo lo que rodea a una jornada de cacería del zorro, es una experiencia singular, colorida y llena de tradición.
A la hora concertada, los participantes en la cacería se reúnen en la propiedad del organizador del evento. Según van llegando con sus caballos, apreciamos como tanto los jinetes como sus monturas están perfectamente equipados y arreglados para la ocasión. Es un acto social al que hay que asistir impecable, y así los jinetes lucen con clase y estilo su vestuario, del mismo modo que los caballos aparecen perfectamente peinados y en todo su esplendor.
Además de los participantes, encontramos a los maestros de ceremonia, quienes con su característica chaqueta roja y sus trompetillas lideran la cacería y controlan y dirigen a los perros encargados de perseguir y cazar al zorro o, en este caso, al cebo.
Los asistentes son principalmente familias, pudiendo ver jinetes de todas las edades, desde niños hasta a abuelos, quienes comparten una jornada cabalgando, saltando, galopando por la bellísima campiña mientras son observados por decenas de coches que asisten desde donde pueden al espectáculo de decenas de caballos y perros de caza recorriendo a toda velocidad los campos de unas de las zonas más bellas de Inglaterra.
Sin entrar en si se cazan o no los zorros, lo que si es cierto es que lo que pudimos ver no dejó de ser una maravillosa jornada familiar, llena de tradiciones, donde los participantes disfrutaron del campo, de los caballos y de sus amigos y familiares. Personalmente esta es la parte que considero especial de la caza del zorro. Me voy a permitir ser un poco ingenuo y pensar que todo termina aquí, y que los zorros seguirán correteando en libertad por los campos de los Cotswolds.
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