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Una selva pristina y un crisol de culturas. Surinam

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Uno de los países más fascinantes que he visitado recientemente es Surinam. Situado en el noreste de Sudamérica, este pequeño pero sorprendente territorio es una extensión exuberante del Amazonas. Su riqueza natural y cultural lo convierten en un destino singular, donde la historia colonial, la biodiversidad y la convivencia de diversas comunidades configuran una identidad única.

Surinam, al igual que sus vecinos Guyana y la Guayana Francesa, tiene un fuerte legado colonial. Mientras que Guyana estuvo bajo influencia británica y la Guayana Francesa sigue siendo un territorio de ultramar de Francia, Surinam fue una colonia neerlandesa hasta su independencia en 1975. A pesar de ello, el holandés sigue siendo el idioma oficial y se percibe en la arquitectura de su capital, Paramaribo, cuyo centro histórico es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus bellísimas casas coloniales de madera y la majestuosa catedral de San Pedro y San Pablo, construida enteramente con madera del Amazonas, son testimonio de su pasado europeo.

Durante la época colonial, Surinam fue un importante centro de producción de caña de azúcar, café y coco. Para trabajar en estas plantaciones, llegaron esclavos africanos y, tras la abolición de la esclavitud, inmigrantes de India e Indonesia. Hoy en día, la diversidad étnica de Surinam es notable: descendientes de africanos, hindúes, javaneses, chinos, amerindios y europeos conviven en armonía, creando una cultura vibrante con influencias de todo el mundo.

A pesar de su riqueza cultural, Surinam sigue siendo un destino poco visitado por turistas que no sean neerlandeses. No obstante, esta baja afluencia le confiere un encanto especial, permitiendo a los viajeros sentir que están explorando un lugar casi virgen.

Uno de los mayores atractivos de Surinam es su naturaleza indómita. Con un 93 % de su territorio cubierto por selva tropical, el país alberga una biodiversidad impresionante. A tan solo diez kilómetros de Paramaribo, se puede vivir una auténtica experiencia de exploración en la jungla. Durante mi estancia, en solo un par de días de exploración por el río Surinam y el parque Peperpot, tuve la fortuna de ver delfines rosados de río, decenas de monos, águilas pescadoras, serpientes, capibaras (el roedor más grande del mundo), un caimán y miles de especies de aves. Para los ornitólogos, Surinam es un verdadero paraíso.

Lo más sorprendente es que, a pesar de estar tan cerca de la capital, otros viajeros han reportado avistamientos de anacondas y jaguares, lo que da cuenta de cuán virgen y poco explorado sigue estando este rincón del mundo.

Surinam es un destino ideal para los amantes de la aventura. Ofrece seguridad, una naturaleza intacta y una oferta cultural y gastronómica derivada de la fusión de múltiples tradiciones. Quienes buscan aventuras auténticas lejos del turismo masivo encontrarán en este pequeño país amazónico un verdadero tesoro por descubrir.


Recomendaciones de viaje

  • Hay vuelos directos desde Países Bajos, ya que Surinam mantiene fuertes lazos con su antigua metrópoli. También es posible ingresar por tierra desde Guyana, pagando una tasa de entrada de 50 USD y cruzando en taxi compartido y barco.
  • No hay que perderse la visita al casco histórico de Paramaribo, las antiguas plantaciones y el avistamiento de delfines en el río Surinam. Además, existen alojamientos con encanto en las antiguas plantaciones, ideales para una experiencia inmersiva.
  • A solo diez kilómetros de la capital, el Parque Peperpot ofrece una gran variedad de fauna salvaje. Es imprescindible llevar repelente de insectos para protegerse de los mosquitos en la selva.
  • Parque Brownsberg es una gran opción de ecoturismo accesible desde Paramaribo. Ofrece vistas espectaculares, cascadas y la posibilidad de observar más vida silvestre en su hábitat natural.