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Un reino soñado. Bután

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Y por fin, tras años soñándolo, llegué al Reino de Bután. Incrustado en la cordillera del Himalaya, este país conserva sus ancestrales costumbres y su espiritualidad, gracias, entre otras cosas, a las restricciones al turismo existentes, al existir una elevada tasa a pagar por parte de los turistas por cada día que se visite este pequeño reino.

Budismo, monjes, cordillera del Himalaya, trajes tradicionales, templo del Nido del Tigre y el vuelo más espectacular del planeta disfrutando de las mejores vistas posibles del Everest... todo esto, y mucho más, es Bután.

Y entre todas estas maravillas, quizás destacar dos momentos inolvidables. El primero, asistir a un festival en un remoto monasterio del pequeño pueblo de Chucka, una celebración repleta de color, simbolismo y fe. Una experiencia intensa y muy divertida. El segundo, alimentar nuestra espiritualidad meditando en una de las pequeñas capillas del templo del Nido del Tigre, rodeado de monjes rezando en la penumbra, mientras nos sentíamos las personas más afortunadas de la tierra.

 

Recomendaciones

  • Merece mucho la pena asistir a alguno de los festivales que se celebran a lo largo del año por todo el país. Es una inmejorable forma de disfrutar de la ancestral cultura y de ver de primera mano la forma de vida del pueblo butanés.
  • Bután solo es posible visitarlo con agencias locales, si bien perdemos libertad y autonomía, el servicio está muy estandarizado y en general es excelente.
  • En la página oficial del gobierno de Bután está toda la información para planificar la visita al país (https://bhutan.travel/)