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Buscando al gran tiburón blanco. Sudáfrica

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Ya estamos en la lancha. El mar agitado revuelve aún más nuestros nerviosos estómagos. Hace frío. La barca rebota con fuerza en el poderoso océano, dejándonos claro que esta experiencia no va a ser sencilla. Nuestras caras blancas reflejan bien nuestro estado, lo que no son capaces de reflejar son la ilusión y expectación de nuestras mentes. Estamos a punto de vivir una de las experiencias más aterradoras y mágicas que se puede vivir en la naturaleza. Estamos en Gaansbai, Sudáfrica.

 

Gaansbai, pequeño pueblo pesquero en los pies de las montañas Dynefontein, se encuentra a 200 kilómetros de ciudad del cabo y es mundialmente reconocida por el ser el mejor sitio del mundo para ver uno de los animales con más leyenda del mundo. Poderoso, desconocido, imagen del horror y de la naturaleza salvaje..y a la vez bello, ágil y cautivador. Gaansbai, la ciudad del gran Tiburón blanco.

 

A escasos veinte minutos en lancha desde Gaansbai, en la colonia de focas de la isla de Dyer, se encuentra una de las mayores concentraciones de tiburones blancos del mundo. Desde Gaansbai, osados locales se ofrecen a llevarnos a ver este espectáculo de la naturaleza. Una vez en la isla de Dyer los acontecimientos se suceden con rapidez. El capitán de la lancha tira al mar la cabeza de un atún atado al barco. Ya es sólo cuestión de esperar, y no vamos a tener que hacerlo mucho. En escasos minutos dos tiburones blancos de unos tres metros de longitud (sólo un poco más pequeños que nuestra lancha), empiezan a merodear nuestro barco y de repente, sin preaviso, comienzan una lucha sin rival para llevarse la cabeza de atún, sus cabezas y sus increíbles fauces salen a relucir por encima del mar..Que espectáculo!. La sangre tiñe el océano y los tiburones siguen en sus treces, todo el barco se bambolea por los poderosos arreones de los tiburones. Especialmente impresiona el tamaño de la cabeza del tiburón…y lo único en lo que puedes pensar es en que el barco se deje de mover, no se me ocurre nada peor en el mundo que caer en ese momento al mar…

 

La experiencia de ver en estado salvaje a los tiburones blancos es algo que no se puede olvidar. Es aterrador y emocionante. Una experiencia fascinante. Y yo estuve allí.